… que el Sapo estaba muy preocupado porque tenía en su territorio un fuerte oponente frente al cual no tenía chances de sobrevivir. Esa era la Serpiente, símbolo del cambio constante, de la renovación y del desprendimiento de lo muerto ya que en cada nuevo ciclo cambia su piel como en un nuevo nacimiento. Mientras ésta se moviera libremente, el Sapo que vivía en el pozo, con su piel rígida y durísima, símbolo de lo lento y lo viejo, caería siempre vencido frente a ella. Pero, según la leyenda, el Sapo echó mano de un recurso mágico que funcionó de una forma terriblemente eficaz. Hizo salir de su boca una baba con la que fue encerrando a La Serpiente en un círculo. Cada vez que la Serpiente intentaba pasar el borde, el Sapo, aterrorizado, escupía más baba. Y la Serpiente, literalmente, rebotó siempre contra ese límite. Una vez encerrada allí, se acomodó a vivir dentro del círculo que el Sapo le había trazado.
La conclusión de la historia es siempre la misma: La Serpiente, representante de lo nuevo, muere dentro del círculo que el Sapo, representante de lo viejo, le traza con su boca.
Algunos mitos y leyendas a través de sus alegorías nos pueden enseñar cómo funciona la mente humana y mostrarnos aquellas características y rasgos de personalidad que nos definen como seres humanos.
La zona marcada por el Sapo que es una cárcel que implicará la muerte para la Serpiente, es percibida por ella, luego de un tiempo, como su zona de seguridad y procurará no solo quedarse allí, sino impedir que otros entren. Ficticiamente se ha quedado encerrada en su propia idea de que el cambio y lo nuevo, aun siendo lo que ella representa en esencia, son una amenaza para su propia vida.
La baba del Sapo representa todas esas creencias que tenemos y que en su mayoría nos fueran dadas desde muy pequeños. Lo que hoy creemos de los demás y especialmente de nosotros mismos configura ese círculo donde, únicamente, nos permitimos movernos.
¿Y qué tiene de malo vivir en ese círculo? No tiene nada de malo y aunque nos demos cuenta o no es siempre nuestra decisión. Lo que ocurre es que cuando nos comenzamos a hacer nuevas preguntas generalmente las respuestas están más allá de nuestro círculo. Y posiblemente nuestra razón de ser en esta vida se encuentre más allá de ese horizonte invisible pero real que no nos deja ir más lejos.
¿Y cómo hacemos para salir de la trampa del Sapo?
Lo que sale de la boca del Sapo es lo que nos condena, las palabras que utilizamos para con los demás y para con nosotros constituyen esa baba invisible pero cada vez más poderosa. Nuestros pensamientos limitantes, nuestras críticas, nuestras negaciones, la falta de aceptación, de perdón y especialmente de amor, crean esa barrera. Si queremos salir de la trampa tenemos que darnos cuenta que en primer lugar hoy, somos nosotros mismos quienes la estamos creando.
Perdámosle el miedo a hacernos nuevas preguntas como: ¿Por qué no?, ¿Qué pasaría si lo intentara?, ¿Qué tengo que aprender de esto?, ¿Qué tengo que agradecer hoy? , ¿A quién ayudaré hoy?, ¿Qué diferencia haré hoy en mi vida y en la vida de los demás?
Saquémonos la modorra del acostumbramiento. Rompamos las viejas reglas que nos impiden soñar con nuevos objetivos. Miremos a los demás desde el amor incondicional y no habrá círculo que nos contenga. Y como el símbolo que representa la Serpiente viviremos nuestra experiencia vital como un nuevo nacimiento todos los días.
Mucha vida para todos!!
Carlos Sánchez
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