¿Es tan difícil quererse a uno mismo?
Parecería que lo que nos lleva a todos a estar bien y a sentir esa paz interior tan buscada, es que debemos relacionarnos con nosotros mismos desde el perdón, la aceptación y el amor sin condiciones.
Sinceramente siempre creo que ésta es una muy buena noticia ya que es muy claro que alcanzar ésta meta depende solo de nosotros, pero para la mayoría de las personas no funciona así.
Las primeras respuestas a la pregunta ¿Te amas incondicionalmente? Son: “es muy interesante”, “que lindas palabras”, “muy lindo lo que dices” y hasta un “muy sabio” y luego llega el decreto, la afirmación contundente, el golpe de la sentencia… “¡Muy lindo pero… eso es muy difícil de lograr!”
Y en oportunidades tengo ganas de preguntar, casi gritando, para que reaccionen: ¿Tan difícil es quererte? ¿Qué es lo que tienes que pensar y creer de ti mismo/a para no poder cambiar esa percepción sobre tu propio ser?
Parecería que para muchos no poder aceptarse es el estado natural.
Si aún te sigue pareciendo difícil amarte sin condiciones y aceptarte tal cual eres, es que hay una creencia falsa y limitante que te está guiando desde hace mucho tiempo. ¿Ahora, puedes reconocer esa creencia? Si aún no tienes idea, una forma de advertir qué te puede estar provocando la indiferencia o el maltrato interno es dejar de quejarte.
¿Por qué es bueno no ser quejoso?
Si te quejas sin hacer nada, si simplemente es tu actitud ante la vida, lo que sucede cuando lo haces es lo siguiente:
- Estás enfocado en lo que te falta.
- Si algo te falta entras en un estado de carencia.
- Si sientes carencia eres víctima.
- Cómo víctima expresas tu necesidad y confirmas que no estás a la altura de resolver nada.
- Vives enfocado en el dolor y en el “no puedo”, “no sirvo” o “no me quieren”.
- Terminas convencido y creyendo que no eres valioso.
- En consecuencia sigues alimentando la creencia limitante que te impide aceptarte y amarte incondicionalmente.
Si te quejas lo que estás manifestando es tu disconformidad en primer lugar con ti mismo. Te estás diciendo que eres carente, víctima y dependiente. Es un grito de debilidad y temor al mundo y a lo más interno de tu ser.
¿Cómo podrías querer y aceptar a una persona así? Si te la pasas quejándote va a ser muy difícil quererte a ti mismo. Ser quejoso es experimentar el estado de victimización por sí misma, simplemente es dar lástima. Es lo que provoca que finalmente no te aceptes y no decidas cambiar tu relación con lo más importante que existe, tú.
Si dejaras de quejarte y pusieras tu atención en lo que sí tienes, en lo que sí puedes, en lo que sí elijes y fueras desde ahora en ese sentido. Si te preguntaras “¿Qué quiero de mi vida?” y comenzaras a actuar en consecuencia. Si te transformaras en una SER Agradecido con la vida y fueras consciente de la oportunidad de experimentarla, comenzarías a advertir que tienes mucho más poder personal y valor de lo que te imaginabas. Te darás cuenta que eres un SER AMABLE y Merecedor de la tan buscada paz interior.
¡Mucha vida para ti!
Carlos Sánchez
Aclaro que la queja a la que me refiero no tiene ninguna relación con reclamar derechos, peticionar a las autoridades o provocar ser escuchados y atendidos. A esto no lo llamo ser quejosos sino ser protagonistas de nuestras vidas.