El miedo al dolor (Primera parte)
Parte de mi trabajo con las nuevas herramientas de comunicación personal https://www.terapiacomunicacional.com/me-guias/ consiste en tratar con la influencia de las emociones y especialmente con aquellas emociones que comúnmente llamamos negativas.
La mayoría de las personas llegan con el deseo de dejar de sentir soledad, frustración, enojo, depresión, etc. Dicen estar sufriendo y que ya lo han hecho por mucho tiempo como para seguir soportándolo. Todos ellos tienen algo en común, desconocen qué son las emociones, cuál es su significado y están agotados de nadar contra la corriente emocional.
Nos han enseñado que las emociones son primas lejanas del entendimiento, las han desvalorizado, minimizado y hasta las han considerado algo muy molesto que en lo posible hay que evitar. Nadie nos dijo realmente qué son y cuál es el rol que cumplen dentro de nuestro sistema personal. La principal paradoja es que mientras por un lado nos enseñan a evitar y negar a las emociones limitantes por otro lado ellas son las que impulsan todas nuestras acciones.
Efectivamente, mientras creemos que nuestras decisiones son siempre racionales y que siguen el orden de nuestro tan valorado intelecto, son esas emociones tan degradadas e ignoradas las que nos impulsan al hacer, al cambio y, sobre todo, al aprendizaje.
La primera explicación es biológica y nos describe como nuestro cerebro contiene varias partes que fueron desarrollándose con la misma evolución humana. El neo córtex es la última parte en incorporarse y es dónde encontramos los procesos lógicos, el pensamiento racional y el lenguaje. Otra parte, mucho más vieja del cerebro, es la límbica, donde se encuentran las emociones y el control de la conducta. Es por eso que en el proceso de toma de decisión primero se ilumina la parte del cerebro límbica, donde se produce una respuesta emocional y luego llega la racional y lógica. Es por eso que es difícil explicar con palabras una emoción y sobre todo tratar de controlarla.
“Nuestro estado interior dependerá de cómo nos sentimos, cómo nos sentimos dependerá de qué emociones sintamos y qué emociones sintamos dependerá de qué nos digamos a nosotros mismos”
Las emociones tienen un objetivo claro y definido, darnos un mensaje para la acción. Las emociones que nos producen dolor no están ahí para arruinarnos la vida. Nos están diciendo que hay algo que tenemos que cambiar, en ese mismo momento. Cambiar sobre cómo estamos percibiendo la realidad, la forma en que nos estamos comunicando con nosotros mismos o con los demás o sobre la manera en la que estamos actuando. Puedo afirmarte que las emociones son “Mensajes para actuar”.
“Las emociones nos conectan con nuestro interior, son las señales que marcan nuestro camino y dirección”
Las emociones son la forma que nuestro sistema “cuerpo, mente y consciencia” tiene para comunicarse con nosotros. Y que nos está advirtiendo que hay algo que debemos cambiar. Pero ¿Qué sucede si le tememos al dolor? No solo dejamos de escuchar los mensajes emocionales sino, además, los negamos o evitamos a toda costa. Nos decimos: “¡Quiero dejar de sufrir!” en vez de entender el mensaje y decirnos: “Tengo que empezar a cambiar”.
Las emociones consideradas agradables nos indican que vamos en el camino correcto, las desagradables y que nos producen dolor, nos dicen que hay algo que debemos cambiar. Si ignoramos las emociones perdemos el rumbo y, nuestra vida, el sentido. La primera creencia que podríamos incorporar es que “el Dolor no es malo”, es un mensaje que no debemos ignorar ni negar. Es la forma que nuestro inconsciente tiene de comunicarse con nuestro consciente. Si le perdemos el miedo al dolor podremos recuperar nuestra conexión con nosotros mismos y abriremos la puerta al poder personal sin límites.
“Cuando entendemos el mensaje del dolor, el dolor desaparece”
Ante la próxima señal para actuar, ante el próximo enojo, angustia o tristeza podríamos preguntarnos con una actitud de curiosidad, como de niños: “¿Realmente, qué estoy sintiendo y ésta emoción que ahora identifico, qué me quiere decir? Desde ahora preguntémonos sin temor: ¿Qué es lo que tengo que cambiar, ya mismo?”
Sé que hubiera sido maravilloso que nos enseñaran esto desde muy chicos, pero ahora que ya lo sabes ¿Qué piensas hacer?
Mucha vida para todos!!
Carlos Sánchez.
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