Pasado el día llegará el momento de acostarte. Sin importar lo que haya pasado hoy, te recostarás en un lugar cómodo, apagarás las luces, tus parpados comenzarán a sentirse más y más pesados y, finalmente, cerrarás tus ojos. Pero antes de dejarte llevar al mundo de los sueños pasarás por un estado intermedio y advertirás que estás en el medio de dos mundos, ni totalmente despierto ni tampoco dormido. Éste es un instante mágico que puede durar algunos minutos o solo segundos, es el tiempo entre tiempos, es el estado interno que te llevará del estado de vigilia al sueño profundo.
Si te das cuenta, si puedes ser consciente de este instante maravilloso, podrás advertir que te has quedado solo, contigo mismo, que es tu momento y no hay nada más. Si tu mente primero se focaliza en la respiración y silenciosamente escucha los latidos de tu corazón percibirás solo tu presente, tu eterno presente.
A medida que pasan los segundos sentirás tu respiración, la cual podrás hacer más y más lenta. Respirarás profundo y llenarás tus pulmones mientras todo tu cuerpo, al mismo tiempo, se va relajando. El sueño está allí, esperando entrar, mientras estás atento a poder disfrutar del ahora.
Antes de dormirte definitivamente estarás consciente de este momento de silencio y paz, y si lo deseas, podes indicarle a tu mente que te permita sentir que éste presente es perfecto y que se focalice en agradecer todo lo que te rodea. Claro que, si quieres, puedes dejarte llevar por los problemas, por lo que te hace falta o por lo que aún no tienes resuelto, pero acaso ¿no te dedicaste gran parte del día a eso? No te lo recomiendo.
Puedes regalarte el instante previo al descanso para decirte que todo está bien, que sigues vivo y que “lo mejor está por llegar”. También podrás elevar tu plegaria, deseo o consulta y dejar al universo la tarea de comunicarte el camino. Podrás elegir las palabras más bellas y amorosas para decirte, desde lo más profundo de tu ser, lo valioso que eres.
Ya casi te duermes, estás en una situación de ensueño, no estás aquí pero aun estás en consciencia. Estás en paz y en armonía, tu respiración es suave, se dibuja una pequeña sonrisa en tu rostro que nadie ve pero que puedes sentir. Ahora ya te dejas llevar, puedes soñar e imaginarte quién quieres SER, y quizás te des cuenta que Ya lo ERES, fortaleciendo tu confianza y fe en vos.
Es un instante, solo un momento. No hay miedos, respiras hondo una vez más y te preparas para viajar por el mundo de los sueños. Ellos te guiarán, porque tal como puedes soñar y crear tus sueños, así también lo puedes hacer con tu realidad.
Mucha vida para todos!!
Carlos Sánchez