Ilumina
Las palabras son mucho más que meros símbolos lingüísticos o aspectos formales de la comunicación interpersonal, ellas representan una poderosa forma de influir e influirnos. Tus palabras son muy valiosas y son las que le darán forma a tu realidad. Será siempre tu elección cómo usarlas y dependerá de tu criterio y el objetivo que persigas si sus efectos son debilitadores o potenciadores.
¿Cuántos de nosotros ocultamos lo que sentimos, porque simplemente lo que sentimos lo damos por hecho o dicho? ¿Y cuánto nos cuesta comunicarle a alguien que es significativo en nuestra vida, que por ejemplo, lo amamos? “Te quiero mucho papá”, “Amiga eres muy importante para mi ¿lo sabías?”, “Es un verdadero placer trabajar contigo”, “Hijo, eres genial”.
Estamos muy dispuestos a la queja, a la exigencia y especialmente a la crítica. Pero ¿A quién destacamos con una palabra de reconocimiento? “Gracias, fui muy bien atendido”, “Es excelente tu idea”, “Me encanta como atiendes tu negocio”, “Haces tu trabajo de una forma muy especial”.
Creemos que solo a los niños pequeños debemos alentar, animar y motivar. Nos olvidamos que el resto de la humanidad necesita lo mismo. Sería bueno entender que no hace falta que nadie haga nada para que le digamos que es importante. No esperar un resultado para felicitar, un éxito para celebrar o una sorpresa para reaccionar. Evitemos pensar de los demás: “solo tiene que estudiar, esa es su obligación”, “hacen su trabajo como lo tienen que hacer, entonces ¿Por qué felicitarlos?, les pagamos para eso”, “Si lo trato bien pensará que todo lo que hace está bien, y eso no es así”.
Nadie puede saber qué hay detrás de aquella persona que está frente a nosotros. No tenemos ni idea de lo que una palabra de reconocimiento puede hacer en un ser agobiado y cuánto puede cambiar el rumbo de su vida. Si pensáramos que solo el simple hecho de vivir ya es un regalo que podemos compartir con felicidad, estaríamos mucho más dispuestos a iluminar al otro.
Y las palabras están allí para ser usadas, para acariciar almas y para ayudarles a entender a los demás que sus vidas tienen un significado para nosotros. Es que si no existiera el otro, nosotros no tendríamos sentido. Hablarle a alguien desde el reconocimiento lo ilumina y le da visibilidad. La misma palabra lo dice “re-conocer” es volver a estar allí, presente, consciente, vivo. Es volver a un estado de aceptación del otro por lo que el otro “es” y no necesariamente por lo que el otro “hace”.
Esta reflexión también es válida para nuestra comunicación personal. Quizás la más importante de todas las formas de comunicación. Porque lo que nos digamos a nosotros mismos, las palabras que utilicemos mentalmente y en silencio serán las que crearán nuestros estados internos. Desde allí, lo que sentimos de nosotros mismos y de los demás, nos guiará en el mundo y provocará nuestros resultados.
Brindarle una palabra potenciadora a otra persona y a nosotros mismos provocará una alta intensidad energética, impactará en las ganas de vivir y de dar.
Y solo eso puede hacer toda la diferencia.
¡Mucha vida para ti!
Carlos Sánchez