¿Y si por un momento dejáramos de ver lo que nos falta? ¿Si nos propusiéramos, solo por un tiempo, no juzgar, criticar y condenar? No solo a los demás sino también y especialmente a nosotros mismos.
¿Si focalizáramos en éste preciso momento, agradeciendo a cada paso lo que sí tenemos?
Si así lo hiciéramos nos daríamos cuenta de muchas cosas, y en primer lugar advertiríamos que vivimos en la abundancia. Esto no quiere decir que nos debemos comparar con los que creemos que están peor que nosotros, eso es conformismo y tampoco dejar de desear aquello que aun hoy aspiramos, eso es resignación.
Se trata de valorar y valorarnos. Que entendamos que no necesitamos nada más para sentirnos muy bien. Solo se trata de tener la decisión de hacerlo.
Si cambiáramos el foco que nos lleva directamente a la victimización dejaríamos de lado la perdida de tanta energía inútil. Tanto enojo, culpa y miedo. Pararíamos con las excusas, de echarle la culpa a los demás y la preocupación estéril que genera el estrés crónico.
En definitiva ¡Nos daríamos cuenta!
Y dejaríamos lugar a la creatividad, a la innovación y a alegría de vivir. Esto no es sólo patrimonio de los más jóvenes, porque no es una cuestión de edad sino de amor a uno mismo y a los demás.
A todos nos falta algo o alguien.
A todos nos han lastimado.
A todos nos han traicionado.
Todos nos hemos equivocado.
¿Y entonces…? ¿Vamos a seguir remordiendo permanentemente esas historias, reviviendo emociones que nos dicen que algo salió mal? O sin olvidar pero aprendiendo, decidiremos continuar con nuestros caminos basados en lo que sí tenemos, sí hacemos y sí somos.
Todo eso no es lo que nos hace especiales. Lo que nos hace únicos y diferentes es la capacidad de tomar la decisión de protagonizar nuestras vidas, dejando de mendigar atención y dignificando lo que realmente somos.
¿Qué somos? Si no lo sabes, ¡Es que aún no te diste cuenta!
¡Mucha vida para tí!
Carlos Sánchez
Se viene el lanzamiento de mi primer libro.